Este artículo fue actualizado en: Octubre de 2018
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La guerra es una vaina muy presente en la vida de este país. Técnicamente está vigente, de hecho. Y obviamente, eso hace evidente la necesidad de que exista un museo de la guerra que hubo entre 1950-1953.
Y de hecho lo tienen. El museo se llama oficialmente “Victorious Fatherland War Liberation Museum” (“Museo de la Guerra Victoriosa de la Liberación de la Patria”).
Allí te cuentan la historia de la guerra según la versión del norte. Hay en exhibición cosas muy interesantes, incluyendo Aviones del enemigo que derribaron.
Allí se muestran también los recortes de periódico, y la “confesión” de un Piloto de Helicóptero que derribaron en 1994 cuando pasó la frontera. En teoría porque andaba perdido.
Le dieron bala, lo bajaron, su compañero murió, y a él lo liberaron después de 13 días. Logró su libertad solo después de haber “confesado” su terrible crimen.
Esas “confesiones” son muy comunes cuando Korea del Norte captura a alguien.
Al edificio le habría venido bien tener mejor iluminación cuando yo estuve de visita.
Tengo entendido que lo movieron de lugar como un año después de mi visita, y el nuevo edificio es mucho mejor.
Movieron al USS Pueblo justo al lado del nuevo edificio, pero escribiré más sobre eso un poquito más adelante.
También hay un diorama, en mi opinión muy bien hecho, de la Batalla de Taejon, una de las tantas que hubo en la guerra de Korea.
Como nosotros éramos tour de Aviación, nos estuvo acompañando un oficial retirado de la Fuerza Aérea que luchó por esos tiempos.
Compré un libro muy loco y muy bacano en dos idiomas al tiempo, y fue firmado por este oficial.
Es el mismo libro del que saqué un par de imágenes para la primera parte de este artículo.
Y siguiendo con la temática, también visité el USS Pueblo. El USS Pueblo es un barco de la armada de Estados Unidos que fue capturado por Korea del Norte en 1968.
El barco salió de Japón muy relajado a hacer espionaje a la Unión Soviética y a Korea del Norte (normaaaal), pero estando cerca de Korea del Norte fue interceptado y capturado.
Korea del Norte dice que violó sus aguas territoriales, Estados Unidos dice que estaba en aguas internacionales.
El caso es que no los pudieron apoyar, y se tuvieron que dejar capturar.
El barco fue llevado inicialmente a Wonsan, pero luego lo trasladaron a Pyongyang.
Cuando lo estaban haciendo, pasaron por las narices de los gringos. Ellos tuvieron que permitir eso porque no querían armar un rollo en vista de con quien estaban lidiando. Y también por la presencia de rehenes.
En Pyongyang estaba en el río Taedong, donde yo lo visité. Supe que luego lo movieron de lugar, y está cerca del nuevo edificio del museo de la guerra en donde compré el libro.
El barco oficialmente todavía está en el listado de barcos comisionados de la armada de Estados Unidos. Es el único barco comisionado de ellos que está capturado por otro país.
Dentro del barco, a uno le permiten entrar a todos lados y ver los documentos que había a bordo.
Es un asunto muy interesante que no pude terminar porque el tiempo era limitado. Si hubiera podido hacer las cosas a mi manera, me habría quedado todo el día ahí leyendo manuales y cosas.
Ese incidente terminó con la liberación de los rehenes que seguían vivos. Dos se murieron en la captura del barco.
Fueron liberados después de negociar y de “confesar” la grave violación que habían hecho en una nota escrita.
Esa nota tiene una parte que dice:
-“We paean the DPRK. We paean their great leader Kim Il-Sung”.
Eso significa algo como:
-“Cantamos un himno de apreciación por Korea del Norte. Cantamos un himno de apreciación por su gran líder Kim Il-Sung”.
La palabra “paean” es eso, como un canto entusiasmado de victoria, de celebración, de apreciación.
Pero el man que hizo la confesión la leyó, y pronunció “paean” como diciendo “pee on”, o sea “orinarse”.
Escrito era lo que justo describí, pero cuando el man lo dijo y lo pronunció era algo como:
-“Nos orinamos en Korea del Norte. Nos orinamos en su gran líder Kim Il-Sung”.
Eso le cambió el sentido a todo, como pueden ver.
En Korea del Norte no se dieron cuenta de ese asunto hasta cuando era muy tarde ya.
Yo me quedé en un hotel que se llama Yanggakdo. El hotel está en una especie de isla en el río Taedong. Muy conveniente para que a los malvados extranjeros les quede difícil volarse a dar una vuelta por ahí solos.
El hotel es el segundo edificio más alto de Korea del Norte después del hotel Ryugyong (más sobre esto luego), y fue terminado a mediados de los 90.
Normalmente los extranjeros que van a Pyongyang se quedan en el hotel Yanggakdo o en el Koryo. No hay mucho que uno pueda hacer fuera de elegir un cuarto más lujoso, o algo por el estilo.
De resto, uno sabe que lo más probable es que sea uno de esos dos. Donde uno se queda al final depende de la logística tras bambalinas entre el operador y el gobierno.
Se supone que cuando el Ryugyong esté operativo va a ser la tercera opción. En la ciudad hay otros hoteles, pero menos de 10 están abiertos a extranjeros. Y supongo que habrá otros exclusivamente para norkoreanos.
Hospedarse ahí es volver como a los años 70 en cuanto al mobiliario y demás cosas, y a mí me parecía la polla justo por esa razón.
Me pareció muy triste que en el lobby había unos animalitos en un acuario más bien pequeño. Iban y volvían, iban y volvían, ibaaan y volvíaaan, todo el rato.
En el Yanggakdo me pasó algo. Estaba a punto de salir del cuarto y se me cayó la cámara al piso.
Yo vi todo eso en cámara lenta y fue terrible. El lente se golpeó contra y un pedazo pequeño de plástico se despicó, pero de resto quedó funcionando como si nada.
No puedo describir con palabras los segundos de terror que pasaron desde que tuve conciencia del golpe, y el momento en que probé la cámara y descubrí que todo funcionaba como si nada.
¡No iba a ser que después de haber pasado la cámara por aduana como si nada se me iba a dañar allá!
¿Ahí qué hacía? ¿Mandarla al servicio técnico de Nikon en Pyongyang? ¡Siiiii claro!
Posteriormente, reemplazaron el plástico ese en una revisión de rutina en New York. Nada más se dañó por cuenta de esa caída, ¡amo mi lente!
En ese hotel, el ascensor no para en el quinto piso, y uno no puede ir allá. Dicen que ahí hay un equipo del gobierno espiando a los huéspedes a ver qué o qué, y a mí no sorprendería.
Hace no mucho tiempo, a un gringo le dio por meterse allá al quinto piso a robarse un letrero de esos revolucionarios y ¡armó un problema gigante!
Lo condenaron a 15 años de trabajos forzados. Al momento de escribir esto seguía allá condenado, y si le van a hacer cumplir la sentencia entera a lo mejor ni sale vivo.
Pero lo más probable es que lo usen para negociar cualquier cosa con los gringos. Frecuentemente ha sido así con ese tipo de prisioneros.
Desde el hotel había una vista bacana de la ciudad, el río Taedong y la Torre de la Idea del Juche.
Cada mañana, antes de encontrarme con los guías en el lobby para salir a cualquier lado, por coincidencia me encontraba a una vieja en el ascensor.
Ella parecía ser una guía también, pero nunca supe con seguridad. Parecía siempre ir tarde y puteando en koreano.
Andaba con cara de muy poquitos amiguis, con una expresión que decía:
-“¡A la mierda todo y a la mierda contigo!”.
¡Pero era hermosa del carajo! Me enamoré en el ascensor del Yanggakdo.
Decía que el Yanggakdo es el segundo edificio más alto de Korea del Norte. El primero es el hotel Ryugyong, y ese edificio es súper loco marikis.
Hay un rumor sobre el inicio de la construcción. Inició, dicen, porque una constructora de Korea del Sur terminó a mediados de los 80 el que era en ese entonces el hotel más alto del mundo.
Lo construyeron en Singapur, y entonces Korea del Norte dijo:
-“De ninguna manera, no nos podemos quedar atrás”.
Y comenzaron a construir el Ryugyong.
Ellos querían que estuviera listo para el Decimotercero Festival de la Juventud y los Estudiantes en 1989. Un festival en el que invirtieron un montón de plata. Dicen que fue la respuesta de Korea del Norte a que los Olímpicos de 1988 se hubieran llevado a cabo en Seoul.
A propósito de esto, hay un documental muy bacano que se llama La Chica del Sur.
Tiene escenas de ese festival, y de la historia de Lim Soo-Kyung. Ella es una mujer de Korea del Sur que se fue a Korea del Norte sin permiso.
Terminó en ese festival, y cuando volvió a Korea del Sur estuvo en la cárcel por eso.
Pero en fin, se suponía que el Ryugyong iba a estar listo para ese festival, pero no estuvo. Luego de eso, desapareció la Unión Soviética y vino la crisis económica para Korea del Norte.
Eso implicó tener un edificio a medio terminar desde mediados de los 90, solo con la estructura interior terminada. Dicen que ver ese elefante blanco ahí sin terminar molestaba inmensamente al gobierno.
Aquí en Colombia eso antes parece un hobby, que lo diga el deprimido ese de Bogotá. El caso es que les tocó aguantar muchos años para verlo aunque fuera con la fachada terminada.
En 2008, llegaron a un acuerdo con una empresa de Egipto que se llama Orascom. Ellos iban a terminar el edificio según ese acuerdo. Orascom se puso manos a la obra y ya el edificio tiene el exterior terminado y toda la wea. Pero todavía no ha sido puesto en servicio.
Orascom es la misma empresa que construyó la primera red de telefonía móvil 3G en el país, dicen que una cosa no tuvo que ver con la otra.
Habiendo visto a Odebretch y amiguis yo sí creo que tuvo todo que ver, pero bueno… No es el tema aquí. Y como ya sabrán, yo no sé nada.
Les salió el tiro por la culata hasta donde he sabido. El gobierno de Korea del Norte no quiere dejar que Orascom se lleve las ganancias a su país.
Hay un rollo muy tremendo con las tasas de cambio del won de allá versus el dólar de Estados Unidos, tipo Venezuela.
No solo eso, el propio gobierno les montó competencia, y ahora los de Orascom están viendo si se fusionan, como para no perder todo lo que han hecho.
Fuera de los taxis que ya mencioné, un detalle que me pareció curioso fue el tráfico en general de Pyongyang. La imagen que yo tenía era de una ciudad totalmente desolada en ese sentido, con grandes avenidas totalmente desiertas.
Es cierto que el tráfico no se asemeja a esos tacos que uno ve en Medellín o Londres, pero igual era mucho más denso de lo que yo hubiera esperado.
Y además se veían carros variados, no solo soviéticos antiguos, rusos contemporáneos, o chinos.
Por ahí se veía el colado gringo (Ford o Chevrolet), Mercedes Benz y hasta Toyota. Eso me pareció muy curioso.
Dicen odiar a Japón con el alma, pero usan sus autos. Ayuda el hecho de que en Japón un carro como después de 10 años se vuelve muy caro de mantener, y tienen dos opciones: O los exportan, o los destruyen.
Obvio, no falta el japonés excéntrico que ama su carrito viejo y paga lo que le toque para mantenerlo. Pero no es lo normal.
Y destruirlos vale mucha plata. Entonces muchas veces mejor los venden baratos a una agencia exportadora, y ellos se encargan de ese asunto, y obtienen ganancias.
En Japón exportan muchos carros de segunda, bien mantenidos como los mantienen ellos, y se venden en varios países a nivel mundial.
Hasta en Perú se ven con mera cirugía Inca para pasar la cabrilla de lado. Singapur es otro país que exporta muchos carros de segunda, básicamente usando la misma dinámica.
A Rusia exportan muchos de estos carros también. En la zona de Vladivostok, algunos los compran norkoreanos, y así, esos carros del enemigo terminan en Korea del Norte.
Es más, pude ver en Pyongyang una publicidad de un auto producido localmente, de una marca que se llama Pyeonghwa Motors.
Cosa muy curiosa porque en teoría la publicidad tradicional no debería existir. O por lo menos no como la entendemos en los sistemas capitalistas.
En teoría, nadie podría comprar carro fuera de la élite. Por otro lado, yo estaba ahí en Pyongyang, justo dónde vive la élite, entonces no era tan descabellado dentro de todo.
A esto hay que mencionar, entre otras cosas, que en Korea del Norte hay una economía capitalista “tras bambalinas” que el régimen tolera.
Lo hace porque le toca, y porque igual saca plata de ahí. La tienen bien escondida de los extranjeros mayoritariamente, y técnicamente sigue siendo ilegal.
Esa economía, quizás, ha dado como resultado una pequeña clase media que puede darse ciertos lujos que teóricamente no se podría.
Hay una ciudad que se llama Pyongsong en las afueras de Pyongyang. Ahí vive mucha gente rica para el contexto norkoreano.
La mayoría de esa gente ha hecho su fortuna importando cosas de China por el paso entre Dandong y Sinuiju y vendiéndolas de nuevo… O sea que hay un mercado, clandestino eso sí.
En Pyongsong también están los principales centros académicos del asunto nuclear.
Había uno que otro semáforo tradicional, pero por lo general el tráfico era controlado por unos semáforos humanos, que usualmente eran mujeres.
Se hacían en un círculo demarcado en la vía. Y con un pito, y movimientos de robot controlaban el tráfico. Algunas hasta se veían bonitas.
En Shenyang, China, también vi un semáforo humano.
En adición a todo esto, también tuve la oportunidad de visitar el Estudio de Artistas Mansudae. Ahí, los mejores artistas del país hacen obras de pintura, escultura y otros artes.
Obviamente, todo el arte que pueden hacer es sobre darle una luz positiva al régimen.
Incluso, otros dictadores de países en África y otras regiones contratan a los artistas del estudio para que hagan sus propias esculturas.
Las ganancias de todo eso van al estado obviamente. No es que el Botero norkoreano cobre lo que le de la gana y se quede con esa plata.
También anduve en la Plaza Kim Il-Sung. De lejos el lugar más reconocible de Pyongyang para alguien que no sepa mucho de la ciudad.
Allí se hacen los desfiles militares que siempre muestran en las noticias, donde sale ese edificio con la bandera de Korea del Norte.
Allí se pueden congregar 100.000 personas fácilmente. En el piso hay unos puntos blancos para que la gente sepa donde se tiene que parar cuando hay un evento.
Cuando yo fui estaba desierto, habría querido presenciar uno de esos desfiles en persona.
Algo muy curioso ahí, es que como a dos cuadras de la plaza Kim Il-Sung había nada más y nada menos que ¡un local de DHL!
Esas son algunas de las cosas que visité y que tengo para decir de Pyongyang.
Sin embargo, tuve la oportunidad de visitar lugares por fuera de la ciudad. Lo hice por vía aérea, volando en súper deliciosos Tupolev e Ilyushin y en bus King Long.
Además pude hacer un vuelo saliendo y llegando de Pyongyang en un Antonov, delicioso también.
Antes de seguir con los lugares por fuera de Pyongyang y los otros vuelos, les dejo con esta galería. Tiene fotos variadas de la ciudad que no usé para ilustrar nada de lo que escribí antes.