Este artículo fue actualizado en: Octubre de 2019
Mi visita a Korea del Norte fue algo muy interesante para mí, pero llegar allá desde aquí es tremendo viaje.
El país queda casi al otro lado del planeta desde Colombia. Bueno, más técnicamente eso sería como en Indonesia, pero ustedes entienden lo que quiero decir (¿cierto?).
El peso colombiano valía algo, yo tenía algún dinero, algunas millas, y tenía cierto tiempo disponible. Las circunstancias eran a todas luces mejores que las que hay ahora, al momento de escribir esto.
También tenía algunos amiguis regados por el mundo que hicieron el viaje más fácil. Esos todavía los tengo, afortunadamente.
Así que tomando la ida a Korea del Norte como base, terminé armando una ruta de ida y regreso en donde podría decirse que salí por un lado del globo y regresé por el otro.
De hecho esta fue la segunda vez que lo hice. Pero fue la primera vez que lo hice por un viaje solo de conocimiento, placer, y amistad, planeado para que fuera así.
Digo, planeado a grandes rasgos. Hubo muchas cosas que fueron surgiendo en el camino, y que oportunamente les iré contando.
Cuando estuve viviendo en Tailandia, en el pedazo de 2010, también llegué allá por un lado y regresé a Colombia por el otro. Pero eso no fue del todo planeado para ser así.
Luego escribiré sobre eso también, por supuesto.
Por ahora sigamos en esta segunda vuelta, sigamos aquí.
En algunas ciudades estuve solo de paso, en otras me quedé varios días (e incluso semanas). La ruta total fue:
Medellín – Miami – Fort Lauderdale – Atlanta – New York – Boston – Washington – Atlanta – Miami – Los Angeles – Tokyo – Nagoya – Osaka – Nagoya – Ibaraki – Shanghai – Beijing – Pyongyang – Samjiyon – Pyongyang – Hamhung – Pyongyang – Shenyang – Beijing – Moscú (Monino) – Kiev (Pripyat – Chernobyl) – Helsinki – Oulu – Rovaniemi – Oulu – Helsinki – Copenhague – Amsterdam – Munich – Copenhague – Amsterdam – Lieja – Maastricht – Eindhoven – Amsterdam – Oranjestad – Willemstad – Medellín.
Como les digo, fue un viaje largo, donde estuve con muchos amigos que todavía conservo, y donde vi y experimenté muchas cosas que me producían curiosidad.
Hasta el momento ha sido una de las mejores épocas de mi vida, y todavía la recuerdo con mucho cariño. En parte por eso quiero escribir esto, para que no se me olvide.
Y bueno, yo creo que va a ser muy largo, incluyendo lo que escribí antes de esto sobre Korea del Norte, Kiev y Chernobyl, que fueron parte de este viaje. Este artículo solo ilustra una parte del recorrido.
Aquí hablaré de la ruta New York – Connecticut – Boston – Washington.
Aquí voy.
Después de mi vuelo desde Atlanta y de salir de LaGuardia, llegué al terminal de bus de la Port Authority y me monté en el bus a Hartford, la capital del estado de Connecticut.
Esa terminal de bus es bastante vieja, y en general se nota. Se ven personajes variopintos, y una que otra pelea verbal.
No estaba del todo bien señalizada, aunque yo no tuve mucho problema… Pero me imagino que sería fácil para alguien más perderse allí.
Era un lugar algo rudo, muy ocupado, y lleno de energía. Esa misma descripción la he leído de toda la ciudad y a lo mejor no está errada.
Me fui en un bus de una compañía que se llama Peter Pan, lo cual me divirtió mogollón.
Lo único que recuerdo de ese viaje (puesto que era de noche) es que paró en un par de pueblitos en el camino, y yo lo único que veía por todas partes era letreros de neón en español de puras iglesias de garaje.
En Hartford me recogió mi amiguis y nos fuimos a su casa en Storrs.
En fin, llegué, dormí, y al otro lo acompañé a hacer sus cosas en la universidad.
La universidad tiene un campus muy bonito.
Al día siguiente me fui a dar una vuelta a New York con un poquito más calma que cuando llegué.
Yo estaba en esa región más que todo acompañando a mi amigo y sus cosas universitarias (tenía una presentación importante).
Hasta terminé comiendo pizza con unos compañeros y un profesor de ellos turco que se llama Nejac Olgac. Dicen que es bien cuchilla dando clase, aunque comiendo pizza con uno era un relajo.
Pero bueno, estando relativamente cerca de la ciudad, pues por qué no dar una vuelta por allá.
Del mismo modo, no tenía ningún plan específico, recuerden que estas cosas eran “casuales” dentro de la ruta a Asia.
Tampoco tenía mucho dinero disponible para hacer de todo, ya que el viaje era laaaargo, y los objetivos principales eran otros.
Así que simplemente caminé y caminé todo el día, me fui a algunos de los lugares más conocidos, y comí algo.
Para llegar allá mi amiguis me llevó en su carro a Hartford de nuevo.
Ese viaje fue de algo menos de una hora.
Desde allí tomé otro bus a New York, el trayecto tomó unas tres horas. El regreso al finalizar el día iba a ser similar.
Cuando llegué a New York empecé a caminar, y luego tomé el metro, para ir a dar una vuelta en el Staten Island Ferry.
Me sorprendió de cierta forma ver mucha publicidad y letreros en español en todas partes. En Florida uno se lo espera, pero en New York no tanto.
Por supuesto, hay muchísimo latino y gente que habla español allá. Los dominicanos son abundantes, por ejemplo.
Pero del mismo modo, también hay mucha gente de otros lugares que no hablan ni inglés ni español, y no vi muchos letreros dirigidos a ellos en el metro o en advertencias oficiales.
El ferry es lo que queda de un sistema antiguo para transportarse entre Manhattan y otros lugares de la ciudad que data de antes de muchos de los puentes que ahora se usan para eso.
En realidad no tenía mucho que hacer en Staten Island, pero desde el ferry se ve bacana la Estatua de la Libertad.
Uno podría decir que bajo ciertas condiciones es mejor esa experiencia que ir a la propia estatua.
Allá las filas son tremendas y la vista quizás no es tan bacana si uno solo quiere ver la estatua.
El ferry es gratis, y si uno no se monta en hora pico, es relajado, sin mucha fila, y fácil encontrar el puesto que uno quiera. En hora pico es otro cuento…
Luego de eso anduve un rato por Manhattan, Times Square y todo ese sector.
Entré a comer algo a un restaurante por ahí y me acuerdo que me enamoré de la mesera. ¿Qué será de ella?
Más tarde me comí un perro caliente callejero, y de nuevo, me sentía en Seinfeld.
Estaba esperando a que anocheciera para subir el Empire State Building, y tener la hermosa vista disponible allí. De día también es bonito por supuesto, pero de noche es otra cosa.
Miren abajo algunas fotos que tomé desde allí, en realidad que es muy bonita la vista.
Salí del edificio y me fui directo a coger el bus de regreso.
Tengo estos detalles algo borrosos ya, pero recuerdo haber tomado un bus de una compañía distinta, que no se tomaba en la terminal de bus sino en un paradero en una calle en Manhattan.
Mientras esperaba el bus vi pasar una chiva colombiana, haciendo bulla como las chivas colombianas.
No me dio nostalgia ni entusiasmo ver eso. Nunca me han gustado las chivas ni lo que las rodea (por lo menos en las ciudades -el guaro y el chucu-chucu y todo eso-).
Pero bueno, en New York hay de todo, hasta colombianos haciendo bulla de noche en una chiva por Manhattan.
El viaje nocturno salió muy bien, recuerdo que el bus hasta tenía Wi-Fi.
Como sabrán por mi descripción del viaje en el Avión de AirTran, los medios de transporte con Wi-Fi eran para mí todavía una novedad.
Creo que no funcionó todo el viaje, pero un par de conversaciones alcancé a tener.
Aquí les dejo otra galería con fotos de ese día en New York, y otras poquitas de Connecticut.
Llegué a donde mi amiguis, y todo sin problemas.
Después de haber ido al evento de mi amigo en la universidad, y de haber dado un par de vueltas por New York, era momento de seguir el camino.
Así que tomamos camino en su carro hacia Boston. Él me iba a llevar al Aeropuerto y de ahí yo iba a seguir hacia Washington.
Era un viaje de unas dos horas, que transcurrió en total normalidad. Uno llega al Aeropuerto por un montón de túneles, es bonito el camino.
Más foticos del mismo en la galería de abajo.
Avión: Airbus A319
Aerolínea: US Airways
Mi amiguis me dejó en el parqueadero del Aeropuerto de Boston. Desde ahí había una vista deliciosa a las operaciones, y decidí tomar fotos por un momento.
Yo había leído que a las autoridades del Aeropuerto no les gustaba mucho que tomaran fotos desde ahí, pero igual me arriesgué. Lo peor que me podía pasar es que viniera un vigilante a patearme.
Pero nada pasó, nadie vino, estuve sin molestia alguna. Igual no me quedé mucho tiempo (o me dejaba el Avión).
Alcancé a ver cositas interesantes como una Cessna 402 de Cape Air, un McDonnell-Douglas MD-90 de Delta, un Boeing 747-400 de Lufthansa despegando, y un Airbus A340-600 de Virgin Atlantic.
Lo malo es que había bastante distorsión de calor, entonces no quedaron tan deliciosas como podrían haber quedado. Pero igual, ahí les dejo algunas abajo.
Cuando llegó el momento fui al Aeropuerto a hacer las formalidades. Había mucha publicidad de un nuevo vuelo de Japan Airlines desde Tokyo en Boeing 787-8.
En el mostrador en la fila había dos viejas hablando español con acento paisa muy marcado. ¡Somos una plaga!
Hice pues el check-in, y fui a la sala de espera.
Ahí me quedé viendo los movimientos, aunque en el sector en que estaba todo era US Airways con la excepción de uno que otro Delta.
Y como les he dicho, al momento de escribir esto US Airways no existe. Se fusionó con American Airlines.
Pero en su momento, cuando existían como aerolínea independiente, uno de sus fuertes eran esos vuelos tipo puente aéreo entre las ciudades importantes de la costa este de Estados Unidos.
Vuelos entre Boston, New York, Philadelphia, Washington y otras ciudades de la región.
Y bueno, yo había elegido US Airways por lo de siempre. Era aerolínea nueva para mí y quería probar.
Igual que con el vuelo de AirTran a New York, con US Airways tuve suerte y me tocó Avión con colores especiales.
A Washington me iba a llevar el N745VJ, un Airbus A319 con los colores retro de Allegheny, una de las aerolíneas que se habían fusionado para crear la US Airways de ese momento.
Ese Avión todavía existe al momento de escribir esto con esos colores, solo que volando para American Airlines.
Más información sobre eso, y fotos de ese Avión, haciendo click aquí.
El vuelo estuvo muy puntual, y siendo un vuelo doméstico dentro de Estados Unidos en económica obviamente no hay mucho que destacar.
Pero nada para quejarse tampoco.
Si acaso, que la ventana estaba algo rayada y eso dañaba las fotos un poquito. Eso es inevitable cuando los Aviones llegan a cierta edad.
Lo que me gustó mucho fuera de estar volando en un retrojet fue la llegada escénica al Aeropuerto Washington-Reagan sobre el río Potomac.
Y a diferencia de New York antes, el clima y la visibilidad estaban perfectos y pude observar todo.
Al llegar al gate quedé con el Capitolio a la vista desde mi ventana, cerrando con broche de oro.
Pueden leer el tramo anterior de este viaje haciendo click aquí.
También pueden leer el tramo siguiente haciendo click aquí.